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lunes, 6 de agosto de 2012

Eran girasoles entristecidos.

Lugares repletos de girasoles invadían pequeños pueblos perdidos. Atrapaban los rayos del sol cuando éste dejaba de esconderse de entre las nubes. Algunos se peleaban entre ellos, decidiendo captar los mejores rayos. Siempre había un girasol, al que el sol le daba más brillo. No importaba el día, el mes, la estación, verano, otoño, el sol no cambiaba a su querido girasol.
El sol no era capaz de demostrarle todo lo que quería hacer por él. No importaba, el girasol encontró algo más que sus rayos, su intención. Girasol y sol tímidos, sin demostrar la admiración que tenían entre ellos. Y cuando el girasol lo buscaba entre la multitud, allí se encontraba, a kilómetros, una distancia tan grande pero a la vez tan minúscula. Era tarde, había encontrado a otro girasol a quien enfocarle sus rayos de atención.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito texto Magdalena! Se reflejan sentimientos en el, el anterior me ha gustado mucho también:) Sigue así tienes un blog genial, mil besos,
xoxo -Ángela
http://nubesd.blogspot.com.es/

Unknown dijo...

Bonito texto, Magdalena! La cabecera del blog y todo lo que es el fondo, el diseño... está genial!
Un beso!

http://californiamadness.blogspot.com.es/

Mr. H dijo...

Mada, no sabía que dentro de ti había una poeta gaditana. Me alegro de leer tus textos. Un beso de tu compi de beca Héctor :)